Un ramito de violetas...

DIARIO DE UNA MAZMORRA. -3-

Tal vez no debería estar allí. Tal vez debería coger su ilusión y aquel ridículo ramo de violetas y marcharse a su casa. Tal vez debería olvidarse de aquella muchacha que conocía desde hacía tan poco tiempo. O tal vez no.

Pudiera ser por su sonrisa, o por su sentido del humor, por su belleza, o simplemente porque la quisiera. Y ese amor que le había llevado a no dejar de pensar en ella le había llevado allí, sin ni siquiera pararse a pensarlo.

Él era tímido, ella, siempre sonriente. Él era joven, ella le sostenía tres años más a su juventud. Vivían lejos, pero él la amaba. Pero ella a él no.

Y el pensó que podía cambiarlo.

Con un ramito de violetas…

Con un ramito de violetas… arrancado de la orilla del río, podían arrancarle su mejor sonrisa o dejarla caer en una risa, humillante para el chico.

El chico llamó a su puerta.

La belleza se personificó allí mismo. Era ella. Sorprendida, revisó sus elegantes vestimentas de arriba abajo y, sin salir de su incredulidad, su dulce mirada se posó en el ramo que sostenía con ambas manos.

–¿Un ramito de violetas…?

–Un ramito de violetas… Por tu sonrisa y esplendor.

–¿Pero qué…?

–Shh… Calla, preciosa. Solamente míralo. Obsérvalo. Y piensa en él. Y en mí, y en ti. Piensa.

–¿Qué piense? ¿En qué?

–Piensa.

El muchacho, sonrojado, se retiró y comenzó a bajar las escaleras hacia el portal.

¿El final? Tú decides.

ఉన్ రామితో దే విఒలేతాస్ (adaptación)

FIN -3-